jueves, 25 de febrero de 2016

EL CHIGUALO


La ceremonia de velación del cadáver de un niño menor de siete años recibe el nombre de chigualo en el sector centro-sur de la costa del Pacífico. En la zona centro-norte se llama gualí. También se le denomina bunde, velorio de angelito, velatorio, mampulorio, angelito, angelito bailao o muerto-alegre. Se corresponde, indistintamente de la región de que se trate, con la funérea infantil. En el ritual la música es interpretada a ritmo de bunde cuando hay baile. En su defecto se ejecuta con canto a capella, a una voz y coro, con acompañamiento del palmoteo. El ritmo de las voces, en el canto o recitado, es marcado por los tambores y los guasás, los cuales también indican el compás cuando se trata de bailar. 
ESTE ES UN EJEMPLO

La yerbita de este patio 
qué verdecita que está. 
Ya se fue quien la pisaba 
ya no se marchita más. 
Levantate de este suelo, 
rama de limón florido; 
acostate en estos brazos 
que para vos han nacido. 
Con ve se escribe victoria, 
el corazón es con zeta, 
amor se escribe con a, 
y la amistad se respeta. 


ALABADOS

El Alabado es una forma musical de origen medioeval. Está basada la melodía en las escalas eclesiásticas, también llamadas modales, ausente de acompañamientos instrumentales. En rigor es una melodía casi ambrosiana o gregoriana pero de poder narrativo y dramático. Era la forma que venía como anillo al dedo para los negros que también cantaban de manera espontánea e improvisada, rezos a sus dioses. Las diferencias eran pocas. Ahora en el Alabado, los negros, que tenían conceptos sexuales diferentes a los blancos o europeos, no tenían obispos o sacerdotes que entonaran los versos o temas para ser cantados y por consiguiente lo hacían las mujeres. Tiene carácter antifonal o responsorial, es decir, es el canto-diálogo entre el sacerdote y los fieles. Ese aspecto desapareció entre los negros. Sin embargo los temas continuaron ligados a lo trascendental o religioso y tampoco agregaron
Tambores o instrumentos. Uno de los alabados más bellos y populares que aún se escuchaban hace pocos años, es el del tema de la muerte que dice así:

   Me puse a considerar
mi sepultura y mi entierro.
Siete pies de tierra ocupo
y a mí mismo me da miedo
y a mí mismo me da miedo
y el corazón se me abraza
de verme muerto y tendido
y en la mitad de esta casa
y en la mitad de esta casa
y allí me estarán velando.

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