EMANCIPACIÓN DE RIOBAMBA
La emancipación de Riobamba
Riobamba no nació con alma de esclava. Desde la primigenia de la antigua Liribamba, fue libre e imponente, como esas gigantescas esculturas de roca y nieve que se convirtieron en sus dioses y protectores.
Fue soberana y buscó incansablemente su libertad, desde antes de ese año de 1534 cuando los blancos barbados fundaron la primera ciudad de Quito en su territorio.
Fue independiente, autónoma, para dejar aflorar el talento, la belleza, el valor, el arrojo, la inteligencia de sus hombres y mujeres.
Y a pesar de sus múltiples caídas, se levanta y sigue adelante enfilando “su esquife hacia lo alto” para hacer blanco en el sol.
Lo hizo con otros terremotos que removieron su tierra milenaria; y aún con el abatimiento de haber perdido todo, también resurgió del movimiento telúrico más espantoso de todos los tiempos, el de aquel 1797.
La pujanza y la fuerza de los riobambeños se pusieron nuevamente de manifiesto para alzarse victoriosos sobre las adversidades. Lo demuestra la predisposición de ánimo y la participación activa en las guerras por conseguir la independencia del coloniaje español.
El Precursor
Desde mucho antes, Riobamba impone su presencia en pos de la libertad y precisamente en una de las figuras más grandes de todas las épocas: Eugenio de Santa Cruz y Espejo.
En Quito se producen convulsiones que inician el camino hacia la libertad; pero de igual forma, en Riobamba en el año 1764 se efectúa el gran levantamiento indígena encabezado por Guaminga.
Según la etnóloga Marcela Costales, se calcula que 11 mil almas conformaron aquella masa y la conmoción fue tal que el gobierno y la policía de la región casi desaparecen arrasados por la fuerza del pueblo. Surge entonces la famosa Carta Magna de la Plebe, que tanta repercusión tuvo en la Real Audiencia de Quito y que influencia directamente en el pensamiento de Espejo. El pueblo de Riobamba habla 26 años antes que los comuneros de París hicieran su revolución.
Costales define a Riobamba como la “Precursora del Precursor”, porque asegura que Espejo fue producto de los grandes libertarios de 1575, 1636 y también de la gran rebelión de Riobamba en 1764.
El Primer Grito
Una década después del terremoto, encontramos a Riobamba colaborando de manera decidida en el Primer Grito de Independencia. El historiador Carlos Ortiz explica que la relación se produce a través de la familia de Carlos Montúfar, Marqués de Selva Alegre. Su hijo, Javier, era el Corregidor de Riobamba. Un pronunciamiento a favor de la causa patriótica de Quito y algunas desavenencias ocurridas en el interior del cabildo de Riobamba produjeron el reemplazo de don Javier. Esto no amedrentó a los patriotas riobambeños; muchos de ellos estuvieron en las diferentes acciones de guerra, tanto en el Sur, en Alausí, como al Norte, en Mocha. También estuvieron los patriotas en la fase final de este primer intento, a fines de 1812, cuando la causa fue derrotada en Ibarra.
En la masacre de los patriotas del 2 de Agosto de 1810, el riobambeño Juan Larrea y Guerrero -sobrino de Juan Larrea, ministro de la Junta Suprema de Quito- fue también muerto y convertido en uno de los mártires de la patria.
Finalmente como símbolo macabro de la prepotencia y la represión del sistema colonial, las cabezas del patriota Nicolás Peña –nieto del sabio Pedro Vicente Maldonado- y su esposa Rosa Zárate, fueron expuestas en la Plaza Grande de Quito. La pareja fue fusilada y decapitada en Tumaco, y sus restos expuestos para escarmentar a todos los “sediciosos” que se habían atrevido a oponerse a la corona española.
Las muestras de crueldad y una reorganización de las fuerzas realistas acabaron con ese primer intento independentista, aunque no de manera definitiva, pues el germen de la libertad había incendiado las mentes de los habitantes de América.
La emancipación
El 9 de octubre de 1820, los patriotas guayaquileños declaran la libertad de su suelo y quieren extenderla a todo el país: para el efecto organizan un ejército que avanza a Quito y el 9 de noviembre obtiene un triunfo cerca de Guaranda, en Camino Real. Este hecho es conocido en Riobamba y tomado como motivación para declarar la emancipación política de España.
El 11 de noviembre de 1820, Riobamba protagoniza este hecho valeroso, nacido desde las entrañas mismas del pueblo que reclamaba libertad.
La casa de la familia Donoso, ubicada en la esquina de la plaza central –hoy Parque Maldonado- fue escenario de la firma de un acta en la cual Riobamba se declaraba libre de la influencia y gobierno españoles y nombraba a Juan Bernardo de León como gobernador político y militar.
En la declaración actuaron miembros de las familias Lizarzaburu, Moreno de Salas, Zambrano, Donoso; el Dr. Javier Sáenz y Basabe, abogado, que seguiría actuando en Riobamba y que se convertiría en el fundador y primer rector del colegio Pedro Vicente Maldonado. Luego se unió voluntariamente todo el pueblo riobambeño; en este contacto actuó Melchor Guzmán, de origen peruano y apodado el “Cholo Virrey”, quien además con Agustín Velasco y Unda encabezó la toma del cuartel, abandonado casi en su totalidad por los soldados, una vez conocida la medida. Fue un movimiento civil, donde no se derramó sangre ni hubo enfrentamientos. Previamente, el corregidor don Martín Chiriboga y León supo del asunto y tomó la decisión de abandonar su cargo y refugiarse en Yaruquíes.
Esa misma noche, fue enviado un oficio al coronel patriota Luis Urdaneta, que se hallaba en Guaranda. Y al día siguiente, don Juan Bernardo de León, elegido por el movimiento como gobernador político y militar, comienza la organización del gobierno, que incluía la contribución de alimentos, caballos y dinero para el resto de la campaña libertaria.
Sin embargo, la emancipación no tuvo continuidad, debido a que las tropas de la corona toman nuevamente fuerza y derrotan a los patriotas en Huachi, el 22 de noviembre. Cuatro días después de la victoria realista, don Martín Chiriboga y León retoma sus funciones de corregidor.
Represión
Y una vez más, la represión y el escarmiento para los patriotas y el pueblo en general, no se hizo esperar. El sadismo se encarna en el militar español Eugenio Payol, quien obliga a pagar muchas contribuciones y se encarga de torturar a quienes caían prisioneros.
Los patriotas del 11 de Noviembre debieron esconderse en sus propiedades y pagar elevadas contribuciones. Uno de los más perseguidos fue el “Cholo Virrey”, quien abandonó la ciudad, probablemente con destino a Perú.
Aún así, los riobambeños no se rinden y se niegan a pagar los impuestos de guerra creados por los españoles, tanto así que el corregidor Chiriboga se queja amargamente de la falta de recursos económicos para apoyar la causa realista.
Mientras tanto, se consolidaba la posición de los patriotas, quienes finalmente al mando del general Antonio José de Sucre, un año cinco meses después, derrotan a los españoles en la Batalla de Tapi, el 21 de Abril de 1822.
El historiador Carlos Ortiz se lamenta que el acta de aquel glorioso 11 de Noviembre haya desaparecido de todos los archivos; de aquello se sabe que el gobernador Juan Bernardo de León la entregó a León Febres Cordero cuando éste ingresó a la ciudad con las tropas patriotas.
Con respecto a la casa donde se desencadenaron los hechos se perdió totalmente, y en su lugar fue levantada otra de propiedad de Heliodoro Castro. Cuando se cumplió un centenario de la emancipación, el Municipio de Riobamba colocó una placa que recordaba los hechos patrióticos y que permanece aún allí, para señalar el lugar donde se encarnaron los deseos de libertad del pueblo.
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